viernes, 2 de marzo de 2012

“SÓLO EL AMOR ES DIGNO DE FE”.



El titulo de esta redacción es la frase de Von Balthasar que leí hace algunos días. Esta afirmación ha hecho en mi inteligencia una gran interpelación que me ha motivado a relacionarla con la vida cotidiana, con la vida espiritual y con la vida de Jesús de Nazaret ideas que tratare de exponer en las siguientes líneas.
Si miramos nuestro alrededor nos encontramos con una sociedad que sufre, con una sociedad donde el dolor es imperante, con muchos jóvenes cuyos corazones esta heridos. Pero ¿qué podrá resolver estos problemas? ¿Porque los hombres no pueden ser felices? Ante la corta experiencia de mi vida me atrevo a afirmar que la mayor crisis de nuestra sociedad, es una crisis de amor; detrás de la rebeldía de los hombres no hay más que corazones heridos, corazones que quieren amar y que quieren ser amados. Y fundamento mis afirmaciones en las palabras de Juan Pablo II “El hombre es fruto del amor, se realiza en el amor y su fines el amor”. Pero no se trata de cualquier amor, sino del único amor que puede llenar nuestro corazón y ese amor es Dios. Solo Dios puede llenar los anhelos de nuestro corazón porque para él ha sido hecho, nada material podrá hacerlo y solo amándolo podremos empezar a experimentar que nuestra vida tiene sentido, que los problemas son la solución a nuestra rutina y que la felicidad esta en nuestra decisión de entregarnos a él entregándonos a los demás. Pero solo podemos amarle experimentado su amor, el que nunca se ha sentido amado nunca sabrá lo que es amar.
Solo basta mirar el sufrimiento de Jesucristo en la cruz para experimentar cuanto amor nos ha tenido Dios. Amor que nos invita amar, puesto que solo que solo quien ama es capaz de sufrir, solo los corazones nobles son capaces de conmoverse con el dolor de los demás. El amor siempre va unido al sufrimiento y el sufrimiento va unido a los que quieren vivir de cara a Dios, pero solo el amor nos muestra el verdadero rostro del dolor, la belleza de la cruz la cual es fruto del amor de Jesucristo nuestro Señor.
El amor es bello y solo pueden percibir esta belleza los corazones que están dispuesto a darse, y Dios Hijo ha sido capaz de entregarse aun por aquellos que era despreciado. Hay un refrán que dice: “no hay mas amor que el que da la vida por sus amigos”. Es la belleza del amor que se nos manifiesta en la cruz la que nos lleva a creer, la que nos lleva a esperar y la que nos habla de la necesidad que tenemos de amar. El salmo afirma: “Eres el más bello de los Hombres…” y el profeta dice: “No había en el aspecto de Hombre… desfigurado…”. Ambas afirmaciones que no solo se dicen de Jesucristo sino que se cumplen solo se armonizan en la cruz, la cual es epifanía solemne de su Amor. He dicho que el amor es bello, pero la máxima manifestación del amor es la entrega total por los demás y eso se cumple en Cristo. En consecuencia Cristo crucificado, cuya apariencia no parece humana es el más bello de los Hombres y su belleza brota de su Amor por nosotros, los hombres. Que prueba más quieres para amarle, para ser su amigo, para seguirle; no te has dado cuenta que solo su amor es digno de fe y que es el fundamento de nuestra esperanza y que él es el primero en el orden de nuestros amores. Pues entonces, no lo pienses mas, AMALO. 
Concluyo con las palabras de un cantautor católico (Ascoy) cuya letra dice: Pues nadie te ama como yo. Mira la cruz esa es mi más grande prueba, pues fue por ti, fue porque te AMO. 

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