miércoles, 7 de marzo de 2012

Creados para Esperar.


Creados  para esperar.
Para empezar es necesario recordar que hemos sido creados por Dios, lo cual es una verdad de fe, y que se distingue totalmente de las concepciones materialistas que afirman que apenas nos distinguimos de los primates. No se tiene en cuenta que cada hombre tiene metas, sueños y todas ellas están en planes; todavía no se realizan,  pero el hombre lucha por ellos, tiene la esperanza de alcanzarlas. Esta esperanza, a la que se podría denominar humana, no sería posible  sin ese anhelo infinito de plenitud que el Creador ha puesto en cada de nosotros.  Venimos de Él y a Él debemos volver y Él es nuestra meta, el manantial que sacia la sed infinita de nuestro corazón; y somos capaces de anhelar el bien, la belleza.  El es lo que verdaderamente esperamos.
Poe ejemplo, todo niño quiere llegar a ser grande, aquel que empieza una carrera quiere llegar a ser un profesional, tienen la esperanza de lograrlo y luchan por ello. Así,  cada cristiano ha de luchar por alcanzar el encuentro con su Creador, pues  solo en Él encontrará el bien que anhela su voluntad, su fin  y su felicidad.
Por otro lado hay que tener en cuenta que la esperanza es una virtud  teologal y que aunque Dios la da, necesita de nuestra correspondencia.  La esperanza es aquello que nos sostiene cada día en nuestra lucha, tanto en la ciudad terrena como en la preparación de la ciudad celeste, y es esa  esperanza de lo infinito la que da consistencia a nuestras metas terrenas. Decía el papa Benedicto XVI “el fundamento de nuestra esperanza, es la misericordia de Dios.”  Y San Agustín decía: la misericordia es que Dios, se fija en el corazón del miserable.  El amor de Dios es tan grande que nunca nos abandona.  Y esta verdad es fundamental para alcanzar nuestras metas; para esperar el encuentro con aquel que nos ha creado por amor, al que es AMOR. 
Finalmente hacer una mirada retrospectiva y ver cuántos hombres de Dios esperaron,  alcanzaron  y llenaron todas las aspiraciones de su corazón,  fueron colmados de la felicidad que dura para siempre.  Entre ellos están la Virgen María, Madre de Dios, Juan Pablo Segundo, la Beata Teresa de Calcuta y muchos más. Es hora de luchar y luchar con perseverancia por aquel y para Quien hemos sido creados. Porque solo Él tiene todo lo que anhelamos y es Él a Quien esperamos y por Quien esperamos.

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